Los doctores aseveran que este extraño virus tiende a deshumanizar a los portadores, volviéndolos máquinas de trabajo, por esta razón se la ha denominado "apathytus virusus" mejor conocido como virus de la apatía. Aún no se identifica la causa, pero se está trabajando en una enzima que pueda catalizarlo.
Hasta el momento han aparecido 50 casos en la república mexicana, pero se teme que en las próximas horas la cantidad se triplique. Los síntomas son: Dolor de cabeza al escuchar la opinión de otros, extrema ira al ser contradecido, cansancio extremo ante la idea de lo que se hará por la tarde, al siguiente día, la siguiente semana, etc. y, sobre todo, desinterés por las injusticias.
Pedimos a los ciudadanos que, si alguno de sus familiares presenta los síntomas, de inmediato lo lleven a la clínica más cercana. Es sumamente importante atender la catástrofe, antes de que termine con la población del País.
la Jorobada.
Octubre 2015
Apatía, palabra griega que se refiere a "alguien sin sentimientos" o "indiferente de ánimo". En la edad media la apatía era considerada una virtud cristiana, pues sólo aquellos indiferentes a los placeres mundanos podían aspirar a la pureza. Después de la primera guerra mundial, esta palabra tomó un giro radical y su connotación fue relacionada con la depresión causada por los horrores de la guerra. En la actualidad la apatía se ha vuelto un término común que se usa para referirse a todas las personas que van, de la casa al trabajo y del trabajo a la casa, duermen, se bañan y comen sin conmocionarse más que los días de quincena.
Es increíble que un estado emocional/racional de tal naturaleza esté presente en la mayoría de las personas de este país, Trabajar para tener dinero y sobrevivir no es una cita digna de motivación. Así como tampoco motiva ver la inacción ante la injusticia social. Presenciar como hay personas que critican todo sin proponer, que ante la mirada de hambre de un niño se dan la vuelta, ante la súplica de atención de un anciano se molestan, ante la invitación al cambio se retraen.
México no puede cambiar si la gente cree que desde su trinchera puede vencer disparando opiniones.
El cambio viene del ejemplo, no de la opinión. El ejemplo consiste en aceptar que todos somos esencialmente humanos y, por lo tanto, merecemos el mismo respeto. La aceptación del otro es el primer paso a la democracia.
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