¿Bienestar animal?
Por: Anna Sánchez
Según
datos de la Secretaría de Salud del Distrito Federal se estima que hay más de
un millón 200 mil perros en situación de calle...
En el
último año mi intención ha sido rescatar a un peludo de la calle y adoptarlo,
sin embargo, sólo he visto 2 y debido a mi lentitud no lo logré, por lo que
decidí entrar a un centro de adopción de animales e intentar ayudar. Me
gustaría compartirles mi estancia ahí...
Me enteré
de que necesitaban personal por medio de un anuncio de Facebook, aunque no
especificaban cuál era el puesto, los requisitos más importantes eran el gusto
por los animales y no tener alergias, sonaba bien hasta ese momento así es que
mande una solicitud y espere un par de días para que me llamaran y agendar una
cita...
Foto: uniradioinforma.com |
El lunes
era el gran día, llegue un poco antes, así es que espere afuera y noté que
también había un consultorio médico abierto al público, al entrar me
percaté de que en la recepción tenían animalitos rescatados, no pude evitar
preguntar, uno había perdido la vista, sus ojos parecían de plástico rallado y
otro debido a que lo habían atropellado no tenía movilidad en sus patas
traseras, sin embargo, le habían proporcionado un carrito que hacía que el
perro se moviera felizmente por el lugar, sonaba genial, ¡no había discriminación!.
En la
entrevista me preguntaron acerca de mi gusto por los animales, si tenía
mascotas, alergias, etc... Dijeron que el trabajo era para educar, pasear y
asear a los perros. Y de repente, así como así, si aceptaba ya tenía trabajo,
sonaba perfecto casi como cuento de hadas, entraba al día siguiente a mi primer
día de empleo.
El martes
llegue con toda la ilusión del mundo y tiempo suficiente para echarme un
cigarrito antes de entrar. Cuando vencí a los nervios y me decidí, la persona
que me entrevistó me llevó a quién sería mi jefe, un chavo de unos treinta y
tantos, quien al verme lo primero que hizo fue una mueca de desagrado porqué
al parecer ya tenían demasiadas personas... Me indicaron que había un curso con
un entrenador de perros, que pasara por qué ya tenían rato de haber empezado,
entré, me senté y escuché.
Estuve en
el curso por 4 horas, al parecer lo hacían todos los martes y enseñaban entre
otras cosas a pasear un perrito, controlar su carácter frente a otros perros,
personas y miedos. La maravilla del trabajo había vuelto, otra vez estaba
fascinada.
Tuvimos
media hora de descanso que se fueron en aclaraciones administrativas y un cigarro
acompañado de un refresco. Era momento de volver, al parecer el trabajo rudo
apenas comenzaba, paseamos perros por alrededor de 3 horas. Después hubo una
pequeña plática en donde nos dieron indicaciones, sus políticas indicaban que
era una falta que tocaras a un perro si esté no hacía un truco u obedecía una
orden, mi descontento volvió, eran peludos rescatados de la calle que habían
sufrido el maltrato humano, por obviedad desconfiaban de nosotros y aún así
intentaban vencer sus miedos y se acercaban a pedir un cariño y a pesar de todo
estaba prohibido tocarlos, dentro de mi cabeza intente racionalizarlo, sin
embargo, llegue a la conclusión de que no me parecía ni siquiera coherente
¿Cómo esperaban que los adoptaran si no les enseñaban a convivir con humanos?
Foto: institutoperro.com |
Cerca de las 7:30 de la noche continúo el
trauma... Había llegado la hora de la cena, las croquetas las sacaron de un
tambo que parecía de basura, nos indicaron cuanto comía cada perro según su
tamaño, los pequeños comían escasamente lo que cubría el fondo del plato y los
grandes dos veces eso, es decir, alrededor de dos pequeños puños de croquetas.
Hay que
reconocer que los perros se encontraban separados en pequeños grupos y en
recamaras y no en jaulas, cada recamara tenia diferentes tamaños y personalidades
para evitar peleas, pero al llegar la comida era otra cosa, cada plato debería
de estar separado por al menos medio metro, era evidente que los peludos
estaban hambrientos y ¿cómo no? Con esas porciones solo dos veces al día era
más que obvio que la comida podría provocar un desacuerdo colmilludo.
Al
vaciarse un plato había que recogerlo inmediatamente, cuando todos los platos
de ese piso estaban vacíos había que lavarlos, no era mi actividad favorita,
pero me lo habían advertido antes de aceptar … Una vez que los platos estaban
limpios había que trapear el piso y recoger los pelos, eso no había quedado muy
claro, me habían informado acerca del aseo perruno, pero nunca aclararon que al
no tener áreas verdes los perros hacían sus necesidades en el mismo lugar donde
vivían y convivían con los demás… Con la limpieza podía, no soy muy buena en
eso de trapear, pero nunca es tarde para aprender y si es por el bien de un
animal hasta con gusto lo hago, sin embargo, no pude evitar pensar en lo
insalubre que era el hecho de que alrededor de 7 perros estuvieran oliendo los
orines, simplemente era riesgoso para su salud.
Al
finalizar la limpieza mi primer día había terminado, pude charlar un poco con
los compañeros que también eran nuevos, al parecer los 3 eran rescatistas de
animales y estaban de acuerdo con el trato que se daba en el lugar, tal vez yo
era la que estaba mal, al día siguiente lo intentaría más.
Miércoles:
llegue con el tiempo justo para terminar mi cigarro y entrar, empezaríamos con
los paseos ya que sería un día lluvioso, después de pasear con mis correspondientes
2 peludos (son 25 en total los que viven ahí) regresamos a bañar a uno de los
habitantes, el baño estuvo, decente, usaban agua tibia, pero debido a la
escases el perro debía esperar enjabonado a que se llenara la cubeta, mientras
tanto lavábamos los uniformes de los veterinarios, eso definitivamente no me lo
habían informado el día de la entrevista.
Para
cuando llegó el momento de nuestro descanso yo estaba más que decepcionada,
quería llevarme a todos los perros y gatos a mi casa, pero no podía, me anime
un poco y pensé que podía mejorar un poco en la tarde, ¡me equivoque!
Foto: elcomercio.pe |
Nos
enseñaron como hacer que un perro se sentara y no tomara comida del piso, el
truco involucraba una salchicha según nos contaron, estaba más que contenta de
que por lo menos uno comería decente, aunque según mis conocimientos la carne
de cerdo no es la ideal para perros, pero ¡el perro tendría comida!… la
realidad es que no fue ni cuarta parte de la salchicha lo que le tocó, el jefe
nos presumió orgulloso que llevaba más de quince días con el mismo paquete,
esto mientras se comía un paquete de galletas de premio que según eran de los
perros… posteriormente, con otro peludo y un plato especial, nos enseñó a
“calmar” la ansiedad por los alimentos, a mi parecer el perro se estresó más de
lo que ya estaba.
Quedaban
algunos perros por pasear, pero debido a la lluvia les tocó un paseo corto,
regresamos y era la hora de alimentarlos con la misma miserable porción de
croquetas, me tocaría el segundo piso, ahí habitaba una perrita que acababan de
esterilizar, dentro de mi ingenuidad pensé que estaría sola para reponerse,
pero no estaba con uno de los perros más inquietos, yo ya estaba harta del
lugar, además de todo me enteré que si llegaba una perra embarazada le
realizaban un aborto y que si un perro no se adaptaba lo regresaban al
antirrábico, ¡que indignación! Si eso pasaba no era por el perro era por su mal
desempeño.
Supuestamente
la limpieza se distribuiría de dos personas por piso, pero como me toco con el
jefe termine haciéndola yo sola, él quien sabe a dónde se había ido,
desapareció como una hora y regreso para informarme que teníamos que limpiar la
azotea, (¡ah, sí! Olvide mencionar que cerca de 10 perros pasaban su día ahí)
terminamos de lavar y me fui a despedir de los peludos y a disculparme, no
volvería… Me sentía fracasada, enojada y deprimida, ¿Cómo se supone que un
lugar que tiene por objetivo ayudar a los perros desafortunados los tratara
así?
Según supé, la directora de la fundación no está de acuerdo en que los animales sean maltratados, supongo que no esta enterada de la relación empleado-perro que existe en el lugar, así es que después
de un periodo de depresión estoy más que lista para seguir luchando, contactarla e intentar
cambiar el tipo de trato. Por motivos de seguridad para los perros no mencioné
el nombre del lugar en el artículo, sin embargo, si alguien quiere conseguir un
perro o gato definitivamente lo mejor es adoptar, ya que sin importar si es de
la calle o de alguno de estos lugares seguramente estará cambiando la vida de
un peludo.
Personalmente creo que deberías de dar el nombre de la asociación, pues un articulo como este lleva a mucha gente a desconfiar de albergues que si realizan su labor, además de que la presidenta se enteraría del maltrato a los animales. En cuanto a la adopción de un peludo te invito a ir a iztalapa,o a un antirrábico delegacional, seguramente ahí hay un peludo que te necesita.Lo importante es que esto no quede impune.Ánimo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, el lugar se llama cambia un destino y esta ubicado en la colonia Roma, en cuanto a lo de la adopción muchas gracias iré a checar a ver con cuantos peludos regreso.
EliminarGracias y Saludos.
UUUUFFFF, que triste experiencia, consigue el nombre de la directora de ese albergue y explícale detalladamente los malos tratos que viste, no es posible que traten a los animalitos como objetos, ellos han sufrido mucho en la calle, merecen cariño, como van a volver a confiar en el humano, si no les da cariño, aunque sea un poquito de amor es muy necesario, para que superen sus miedos. Ojala y todos consigan una buena casa con una familia que los quiera mucho, no los maltrate y siempre tengan suficiente comida y atención medica. AYUDEMOS A LOS PELUDITOS
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