Me encontraba sentado frente a la computadora tratando de escribir algo sobre alimentación que no estuviera tan trillado y que lograra captar la atención de las personas que iban a invertir un poco de su tiempo en leerlo. No lograba concentrarme, cuando de repente me vino a la mente un libro del caricaturista Eduardo del Rio (RIUS) llamado: ‘La basura que comemos’ y me dieron ganas de escribir algo relacionado a la mala alimentación.
En
este libro, RIUS menciona que el consumo excesivo de comida ‘chatarra’ ocasiona en las personas trastornos
mentales, que en los adultos se manifiestan como ansiedad y esquizofrenia y en
los niños como hiperactividad.
Si
la alimentación, tiene relación directa con la salud mental ¿Por qué no se
considera la mala alimentación como una forma de suicidio?
Si
tomamos en cuenta que el suicido es un acto mediante el cual, de manera
deliberada una persona se provoca la muerte. ¿No pasa lo mismo con una mala
alimentación?
La
alimentación es un acto voluntario, todos seleccionamos lo que queremos comer,
cómo lo vamos a comer y en dónde lo vamos a comer. Por lo tanto, con toda la
información que existe acerca de los alimentos, estudios que desenmascaran a
los productos chatarra, los índices de
obesidad y enfermedades crónico-degenerativas elevando el costo de su
mantenimiento para el sector salud y amentando los gastos familiares por
tratamientos médicos ¿No es un acto suicida alimentarse mal?
El
primer paso para presentar una enfermedad crónica asociada a la mala
alimentación es la obesidad, esta se da cuando no existe un equilibrio entre
las calorías que consumimos y el gasto de energía que realiza el cuerpo
mediante la actividad física. Alimentos fritos con aceites ‘vegetales’, harinas
refinadas, consumo excesivo de azúcar, embutidos, etc. Son algunos de los
detonantes de la obesidad en su forma
exógena. Una vez que el cuerpo, logra cambiar su forma mediante la acumulación
de grasa, dentro de él, el equilibrio también se rompe, dando paso a una
condición conocida como Síndrome Metabólico, este consiste en descontrol de la
presión arterial (Hipertensión Arterial) Resistencia a la Insulina (lo que a la
larga ocasiona Diabetes) y un aumento de los Triglicéridos (forma en la cual se
almacena el exceso de azúcar en los depósitos de grasa).
Realmente
para llegar a este punto, se necesita tiempo, acompañado de malas decisiones
relacionadas a la alimentación.
Por
lo tanto ¿por qué no considerar como una forma de suicidio la mala
alimentación?
Independientemente
de la publicidad mediante la cual las grandes empresas posicionan sus productos,
nadie es obligado a llevar una mala alimentación. Esta es como lo mencioné
anteriormente un acto voluntario, al igual que el suicidio.
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